sábado, 10 de octubre de 2009
Severino di Giovanni
Fue fusilado el 1º de febrero de 1931, por la dictadura de Uriburu, lo consideraron el "hombre más maligno que pisó tierra argentina", se ocultó lo esencial de su personalidad (por ser un representante de la violencia de abajo, de esa que la alta sociedad no tolera ni perdona).
Creía en el derecho a matar al opresor y tenía un fundamento ideológico para sus actos, llevó a cabo atentados con bombas y raids de asaltos revolucionarios. Pero también era un hombre de ideas, un autodidacta, un escritor y periodista excepcional, un camarada solidario y un militante anarquista apasionado.
Creía en una sociedad ordenada, justa e igualitaria, con el respeto al individuo como tal.
Vivió un amor prohibido para la época (con una adolescente de ojos negros llamada América Scarfó); cuando Severino di Giovanni, no podía verla le mandaba hasta tres cartas diarias, el 17 de agosto de 1928 le escribió: "Amiga mía, tengo fiebre en todo mi cuerpo, tu contacto me ha atestado con todas las dulzuras, jamás como en estos días, he ido bebiendo los elixires de la vida".
De esta época escribió de propio puño:"Vivir en monotonía las horas mohosas, de lo adocenado, de los resignados, de los acomodados, de las conveniencias, no es vivir la vida, es solamente vegetar y transportar en forma ambulante una masa de carne y huesos. A la vida es necesaria brindarle la elevación exquisita del brazo y de la mente".
Una vez detenido, cuando se entrevistó con su abogado, Severino le aclaró que como buen cristiano no pensaba mentir: "jugué y perdí, como buen perdedor pago con la vida" le dijo.
Una muchedumbre se agolpó en las puertas de la prisión para escuchar las descargas de fusilamiento, como si fuera una función teatral, algunos periodistas y encumbrados personajes pudieron presenciar la ejecución, ocho descargas le perforaron el pecho sobre la camisa blanca.
Al atardecer, un aullido desgarró el crepúsculo (eran los presos despidiendo al compañero), el cuerpo fue trasladado al cementerio del barrio de Chacarita, durante la noche América Scarfó encendió una bandera negra. La tumba de Severino amaneció cubierta de cenizas y rosas rojas...
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Estimado Molina: hace muchos años que una frase no causaba tal emoción en mí, esa frase encierra no solo el fusilamiento de Giovanni, si no que describe con absoluta realidad y a su ves con una brillantes optima, el sonido de cada fusil que ha sido apretado para callar las voces de los pueblos, alguien alguna vez se pregunto si se puede escribir poesía después de Auschwitz y este título como otros tantos nos demuestran que si.
ResponderEliminarSimplemente gracias por utilizar las palabras
Lamentablemente por problemas de distancia no puedo ver su obra, pero e leído el libro Bayer, y me impresionó muchísimo este hombre
un abrazo
alfredo